Cuenta el jugador de los infernales “Mi infancia fue increíble. Mi mama se encargó de que mi hermano y yo tengamos todas las herramientas necesarias para tener una buena educación.” Su madre Adriana un pilar fundamental en su vida hizo referencia a que desde la partida de su padre siempre estuvo presente “Siempre me llevaba a los clubes a jugar, íbamos a inglés, uff tantas cosas. Después de la partida de mi papá en el accidente de LAPA del 99, Adriana se tuvo que bancar todo ella sola”. El trágico accidente de LAPA fue el cuarto accidente más grave de la historia en aviación en Argentina, el 31 de Agosto de 1999, un vuelo regular nacional de pasajeros por un Boeing 737-204C tuvo inconvenientes al despegar por una falla en el motor uno, se perdieron las cuatro posiciones de despegue la nave no levantó vuelo y continuó su carrera más allá de los límites del aeropuerto, atravesando la Avenida Costanera, arrastrando a un automóvil que circulaba por ella y chocando contra unas máquinas viales, y una planta reguladora de gas. La pérdida de combustible y el gas expelido por la rotura de la planta provocaron un incendio que causó la muerte de la mayoría de los pasajeros que habían sobrevivido al choque en el cual estaba presente el padre del salteño Facundo Arias Binda. Cuando todo sucedió Facundo y su hermano eran chicos todavía “éramos muy chicos cuando todo paso, no éramos muy conscientes. Los papás de Adriana, mis abuelos maternos, nos ayudaron muchísimo. Y cuando digo muchísimo me refiero a que cualquier recuerdo que tengo están ellos presentes”.
Facu no siempre estuvo ligado al básquet desde chico, se dedicaba al fútbol en Gimnasia y Tiro, “yo conocí al básquet gracias a qué el fútbol deporte que había hecho toda mi vida me dejó de gustar y aparte me quedaba lejos mi amigo y vecino de toda la vida, Carlitos Pastrana, me dice un día: venite acá al centro vecinal de la Villa Belgrano, hay grupo de pibes que jugamos al básquet. Ese fue el puntapié inicial de esta gran aventura».
Le costó el cambio brusco de deporte del fútbol al básquet “Motrizmente hasta el día de hoy me cuesta mucho. Yo arranque jugando la categoría de infantiles, mis compañeros sabían picar la pelota casi con las dos manos y yo ni si quiera podía picarla con mi mano hábil. Lamentablemente por ser alto me pusieron en la posición de pívot ya que no abundaban chicos de esa talla. Pero siento que me perjudicó un poco a futuro debido a que los entrenamientos personales son muy diferentes en las posiciones de interno y en el perímetro”.
Arias Binda cuenta su primera experiencia como basquetbolista: “Me acuerdo haber viajado con el equipo de la liga nacional de obras y en los primeros dos partidos que íbamos ganando por 20, el entrenador no puso los juveniles!! No lo podía creer, mi gran oportunidad de debutar en la liga nacional. Después me fui a misiones, a jugar la liga C. Una experiencia totalmente nueva para mí, ahí creo que hice mi primer campeonato como profesional, dónde realmente tuve minutos y la sensación de jugar realmente”.
La familia es su pilar fundamental en su carrera, “ocupa el lugar más sagrado. Sin ellos hubiese sido muy difícil lograr lo que hoy soy como jugador. Desde mi esposa que me brinda su apoyo incondicional, mi mamá que entendió que quería ser jugador profesional de básquet y desde ese mismísimo momento siempre confió en mí y me dio absolutamente todo lo que necesitaba para serlo. Hasta mi hermano que cuando estuve en Buenos Aires me presto su casa para dormir y así cada integrante de mi familia me ha ayudado a progresar y mejorar en todo sentido”.
Para Facundo jugar en Salta Basket dice que “es un privilegio. Es un premio al esfuerzo de tantos años. Es un sueño cumplido que tenía desde hace mucho. Se que no todos los jugadores salteños tienen la oportunidad de jugar en Salta Basket, sobre todo en La Liga Argentina, por eso trato de aprovechar al máximo esta experiencia”.
Al finalizar la entrevista le consultamos qué consejo les daría a los chicos de infantiles: “pienso que todos tenemos que perseguir nuestro sueño. En la vida, y no solo de los deportistas, tenemos buenos y malos momentos y hay que saber convivir con ellos. Pero nunca, nunca bajar los brazos. Ser deportista profesional significa muchísimo trabajo, dedicación, perseverancia, responsabilidad, disciplina y carácter. También les recomendaría que no dejen de lado los estudios ya que la vida del atleta tiene un plazo limitado”.
